I made this widget at MyFlashFetish.com.

martes, 7 de julio de 2009

El Instante

Me encuentro de pie frente a un semáforo, observando el tráfico que pasa a escasos centímetros de mis pies. He salido de trabajar y estoy algo cansado.. Miro al otro lado de la calle y observo a los niños jugando. Una pareja riñe y un anciano mira al cielo presagiando lluvia. Y en ese preciso instante te veo a ti. Solo frente a mí. Tu pelo negro baila alborotado por el aire. Tu cara me transmite seguridad. Miro tus ojos y al instante caigo atrapada en ellos. De pronto esas dos luces de un marrón oscuro se posan también sobre mí. Somos conscientes de que nos estamos mirando. Pero no apartamos la vista, ni mucho menos. Pierdo el sentido de la realidad y todo comienza a desvanecerse. No hay calle, ni coches ni personas, todo ha desaparecido. Solo tú y yo mirándonos el uno frente al otro. Es una extraña sensación. Parece que nuestros ojos ya se conociesen sin nosotros saberlo. En un instante puedo imaginarme una vida compartida por los dos. Puedo sentir tu piel junto a la mía. Cómo se eriza con las caricias y como dos gotas de agua que se fusionan en una sola. Puedo verte reír y llorar de alegría. Veo claramente los atardeceres a tu lado. Veo cómo envejecemos juntos, amándonos día tras día. Y tus ojos me sonríen y se saben cómplices de mis pensamientos. Por un instante ambos estamos sintiendo lo mismo. (A pesar de que no me gusta planificar y no me aseguro el futuro)Pero el semáforo está de nuevo en verde y la gente comienza a cruzar. Nuestros ojos siguen anclados, sin querer despegarse nunca más los unos de los otros. Comenzamos a andar hacia el centro de la calzada. Cada vez estamos más cerca el uno del otro. Mi corazón late más deprisa. Nuestros ojos se esquivan entonces una décima de segundo y la ciudad vuelve a aparecer a nuestro alrededor. Pasamos el uno junto al otro, rozándonos levemente con el brazo. El tiempo se detiene en ese instante y nuestros cuerpos nos obligan a darnos media vuelta, a abrazarnos, a seguir mirándonos a los ojos. Pero nuestra razón es más fuerte y nos lo impide. Nos obliga a andar hacia delante, sin detenernos. Y por un instante pensamos todo lo que hemos perdido por no ser un poco valientes. Quizá yo debí sonreírte, quizás debiste tropezarte y pedirme el teléfono, o tal vez simplemente yo debí preguntar tu nombre. Pero no lo hice. No hice nada de ello y seguí de frente. Y ahora llego a casa y me derrumbo en el sofá. Y puede que tú estés haciendo lo mismo. Pero nuestro instante ya pasó. Y ahora me pregunto ¿Pudimos haber cambiado el destino al darnos la vuelta o ya estaba escrito que no nos volveríamos a ver en esta vida?

No hay comentarios:

Publicar un comentario